Ya tienes claro la vivienda que quieres financiar. Lo habitual es tener una oferta aceptada (o esperas que la acepten).
No tienes ninguna vivienda seleccionada. Tienes claro que te gustaría comprar y quieres saber cuánto te podrían financiar.
Ya tienes una hipoteca y lo que te gustaría es mejorar las condiciones cambiando de banco.